Hay momentos en nuestra vida en los que nos brota un deseo íntimo de querer superarnos. Es algo magnífico porque puede convertirse en el principio de una nueva vida. Si nos dominamos y nos esforzamos por ser amables con los que viven contigo, nos esforzamos por ser mejores compañeros, luchamos contra la mentira, la pereza , etc, entonces ya hemos puesto a prueba a nuestro verdadero entusiasmo.
La veracidad de un alto ideal no se nota en las horas clave, sino en las pequeñas tareas de cada día. Los altos ideales comienzan allí, en nuestras obligaciones primarias. Y siempre debemos tener en cuenta el efecto que tienen nuestras palabras pueden producir en quienes nos escuchan. Debemos cumplir a conciencia nuestras obligaciones para poder aspirar a esos altos ideales.
Ignacio B.
Ignacio B.
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