sábado, 23 de marzo de 2013

Una simple moraleja

Una simple moraleja:

Hace tiempo me contaron una historia muy chula, más o menos me acuerdo de ella, y quería compartirla, era tal que así:

Un día cualquiera, como hoy, un padre que tenía mucho dinero quiso llevar a su hijo a dar un paseo por el campo. El padre tenía la intención de que su hijo viera la cantidad de pobres que había por allí, que diera valor a las coas y que se sintiera agradecido y afortunado
por como eran ellos.

El padre y el hijo estuvieron juntos todo el día y toda la noche en una granja de una familia. A la mañana siguiente cuando ya regresaban a sus casas, hablaron sobre la experiencia pasada.

El padre le pregunto a su hijo:

- ¿Qué tal, qué te ha parecido todo esto?
- Muy chulo
- ¿Viste lo pobre que era esa familia, lo necesitadas que están algunas personas?
- Pues lo que yo vi es que nosotros tenemos una piscina de cincuenta metros y ellos sin embargo tienen un lago sin fin, que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro, que nosotros tenemos unas lámparas enormes en casa y que ellos tienen todas las estrellas. Pero sobre todo, que ellos tienen tiempo para estar juntos, en familia. Nosotros siempre estamos separados, siempre estás discutiendo con mamá y siempre te vas de viaje de negocios, y casi nunca te veo, casi no hablamos...

El padre se quedo sin palabras con la respuesta de su hijo. Pero, cuando llegaron a casa el hijo le dijo por último:

- Muchas gracias por enseñarme todo lo que podríamos llegar a ser algún día de estos.

Ésta historia que me contaron me gusto porque se demuestra claramente que el dinero no da la felicidad, yo creo que tiene como moraleja y enseñanza que la riqueza y la pobreza son cosas muy relativas, que lo que te da en algunas cosas, te lo quita en otras. No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita se suele decir, en esta historia se ve claramente las diferencias que puede llegar a haber entre dos familias.

Álvaro H.

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