En tus primeros días estas obligado a pasar mucho tiempo con ella, por aquello de la buena salud en la relación. Hay que descansar para poder desarrollarse, crecer y estar activo al día siguiente.
Con el paso del tiempo, poco a poco, vas trasnochando y te olvidas un poco de ella. Pero al final acabas sucumbiendo a sus encantos, y vuelves a caer en sus redes y a pasar tiempo con ella, hasta las tantas de la mañana por haber trasnochado.
Durante un tiempo pruebas nuevas experiencias, intentas ver tus propios límites, hasta donde podrás aguantar.
Cuando el tiempo pasa, ya no puedes estar con ella, aunque en el fondo tu quieres, pero ya no aguantas más, te desvelas. Se te hace muy largo el tiempo junto a ella.
Y cuando ya casi no te queda tiempo acabas estando con ella más de lo que desearías estar, incluso algunos se podría decir que mueren apoyados en ella, en sus últimos momentos, regalándola tu último suspiro de vida.
Ella es la almohada, querida y añorada por todos. En sus distintas modalidades, estilos, colores, formas y demás. Pasamos más tiempo con ella que con cualquier otra persona o cosa. Ella nunca nos traiciona ni nos engaña, sin embargo te da sin querer recibir nada a cambio y siempre deja que la abracemos sin queja alguna, incluso nos deja poner la pierna encima suyo, con motivo de la búsqueda de la comodidad.
Álvaro H.
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