Batallones de venados se disponen a descender de las escarpadas montañas. Y se escucha el rugido de guerra del venado: ha comenzado la berrea.
En el valle retumban las lamentaciones de los heridos y los berridos de los campeones, la guerra va a ser dura. Tras los resinosos pinos, se puede escuchar el entrechocar de las astas, y vislumbrar la nube de polvo que levantan los dos contendientes.
Los machos se retan entre sí con el fin de obtener victorias. Aquí la batalla la gana el más fuerte y el más experimentado, es lo que tiene la naturaleza. La batalla es cruenta y sangrienta, pero merece la pena. El ansiado botín se recibe con auténtica gloria: el venado podrá perpetuar la especie juntándose con la hembra conseguida tras la batalla.
El día ha sido largo y duro, pero el macho consiguió su objetivo y un día más es un vencedor.
Chechu P.
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